¿Qué es el maíz transgénico?
Es el maíz al que se le introducen artificialmente características biológicas nuevas provenientes de otras especies de plantas, animales o bacterias, para que adquiera capacidades inusitadas como la resistencia al uso de herbicidas, que la propia planta adquiera la propiedad matar insectos que la atacan o bien, que sus semillas pierdan la propiedad de reproducirse naturalmente, sin no es mediante la intervención de candados químicos. Se trata, entonces, de la creación de nuevas variedades que no existen como tales en la naturaleza, sino que han sido creadas de manera completamente artificial. Para tales cambios los creadores de organismos transgénicos en la actualidad requieren introducir ciertas características también genéticas, llamadas marcadores, que les permitan constatar el logro de sus fines.
Sin embargo, los nuevos organismos transgénicos han estado provocando propiedades indeseadas, sea para los consumidores (como la producción de alergias o la resistencia a antibióticos) o sea para la relación de estos organismos con otras especies de su medio ambiente (provocando la muerte de insectos no deseados o contaminación por polinización de otras especies nativas de maíz).
La producción de organismos genéticamente modificados en su mayor parte son creaciones de empresas transnacionales a las cuales lo que les interesa es la generación de ganancias extraordinarias, con la menor cantidad posible de costos. Por ello, las nuevas variedades de maíz se diseñaron para resistir el consumo indiscriminado de herbicidas que la mismas empresas transnacionales producen (Monsanto, Novartis, Du Pont, etcétera). La resistencia a los herbicidas hace posible que la planta sea roseada con grandes cantidades sin que muera o bien le brinda a la planta la capacidad de resistir insecticidas más tóxicos que los usuales.
No casualmente este tipo de productos aumentan severamente los riesgos en la salud, al tiempo que vuelven al agricultor un esclavo dependiente de los nuevos paquetes tecnológicos. Algunas de las variedades nuevas aprobadas entre 1996 y 1997 son:
¡Globalicemos la lucha, globalicemos la Esperanza!Soberanía alimentaria ¡YA!
México es el centro de origen y diversidad continua del maíz. Existen 59 razas y miles de variedades, que hacen del país un reservorio genético que debe mantenerse libre de transgénicos para el bien de la humanidad.
El maíz es un cultivo de polinización abierta o cruzada. Cuando el maíz se reproduce, el polen de una planta fecunda a las plantas vecinas y todos los granos de una mazorca serán diferentes entre sí. El maíz transgénico contaminará las variedades nativas y criollas, porque es imposible la coexistencia de cultivos trasngénicos y cultivos nativos o criollos en cultivos de polinización abierta.
80 por ciento de los productores de maíz siembra con semillas nativas o criollas. El intercambio de semillas es constante y ha permitido la diversidad de variedades, pero provocará que la contaminación trangénica se expanda rápidamente.
Existen dos tipos de transgénicos de maíz: el resistente a insectos y el resistente a herbicidas. El maíz resistente a insectos (maíz Bt); todo el tiempo despide insecticida, para atacar al gusano barrenador europeo, que es una plaga importante en Estados Unidos pero no existe en México. El maíz resistente a herbicidas, es un maíz que no se muere cuando se le aplica el herbicida glifosato, también propiedad de Monsanto. El uso de herbicidas impide hacer milpa.
La semilla de maíz transgénica es cara y los productores pagaran una licencia para usarla y firmaran un contrato donde se comprometen a no guardar, regalar, prestar o vender las semillas que resulten de la cosecha del maíz transgénico.
El maíz transgénico no aumenta los rendimientos ni reduce los costos, se ha demostrado que produce menos.
El maíz es el principal cultivo en México; 8 millones de hectáreas están sembrada con maíz y producen alrededor de 20 millones de toneladas por año. Con la siembra de maíz transgénico sólo es cuestión de tiempo para que la contaminación transgénica alcance a la mayoría de los campos de maíz.
El 90 por ciento del maíz en Estados Unidos es transgénico y México le compra 8 millones de toneladas de maíz cada año y lo distribuye sin advertir que es maíz transgénico. Sobre todo para la alimentación animal y el uso industrial.
En 2001 Chapela y Quist, científicos de la Universidad de Berkeley, detectaron contaminación transgénica en maíz nativo de la Sierra Juárez de Oaxaca. La Red en Defensa del Maíz diagnosticó contaminación transgénica en milpas campesinas en nueve estados del país. La siembra de maíz transgénico importado de Estados Unidos contaminó el maíz nativo mexicano.
El maíz transgénico contamina el ambiente, los suelos y el agua, y es una amenaza para la diversidad de flora y fauna de un país megadiverso como México. El maíz transgénico puede ser peligroso para la salud humana y animal. Estudios en ratas demostraron que el maíz transgénico provoca daños en hígado, embriones y la fertilidad, por eso es necesario aplicar el principio de precaución.
Los mexicanos comemos en promedio 170 kilos de maíz por persona al año de manera directa. Es necesario valorar los riesgos a la salud humana que puede provocar el comer tan grandes cantidades de maíz transgénico.
La producción de semillas transgénicas está concentrada en seis empresas. Monsanto participa con el 91 por ciento de la superficie plantada con transgénicos,Dow, Dupont, Syngenta, Bayer y BASF controlan el resto
Desde 1999 los científicos establecieron una moratoria de facto que prohibía sembrar maíz transgénico, de forma experimental o comercial, pero por presiones de la empresa Monsanto un decreto presidencial liberó la siembra experimental de maíz transgénico a partir de marzo de 2009.
Monsanto solicitó 18 de los primeros 25 permisos para sembrar de manera experimental maíz transgénico en Sonora, Sinaloa, Chihuahua y Tamaulipas en los próximos meses. Los restantes los solicitó la empresa Dupont-Pioneer junto con Dow-AgroSciences.
La siembra de maíz transgénico en México es una amenaza para la biodiversidad, el ambiente, los derechos de los agricultores y para la salud de todos los ciudadanos que comemos diariamente maíz.
No permitas que el maíz transgénico invada nuestros campos y nuestros platos.
Fuera Monsanto
El interés de Monsanto es el negocio, la ganancia, el lucro. Monsanto controla el 90 por ciento de las semillas transgénicas en el mundo, y quiere tener el control de la agricultura mundial a través de adueñarse de las semillas, imponer las transgénicas, haciendo que todos paguemos por ellas y sus agroquímicos.
Monsanto pretende, junto con otras transnacionales, el control del mayor mercado del mundo, que es el alimentario y desde ahí imponer que producir, como producir, determinando así los alimentos
Monsanto, Cargill, Syngenta, Nestle, Walmar, entre otras, son la causa principal de la peor crisis de los últimos tiempos, nos tienen atrapados en una fuerte crisis profunda y prolonga, con desempleo, crisis de alimentos y más de mil millones de hambrientos en el mundo.
Monsanto y las transnacionales son nuestros enemigos comunes, son la principal amenaza para las familias campesinas, indígenas y para la humanidad
También debemos denunciar a los gobiernos e instituciones que favorecen a Monsanto y otras transnacionales, que las financian y las protegen y que aceptan la utilización de los recursos de los pueblos a favor de estas empresas
Nuestras demandas:1.- Prohibir la siembra experimental y comercial de maíz transgénico en México.
2.- Declarar las 59 razas y las miles de variedades de maíz nativo y criollo patrimonio en continua diversidad y mejoramiento de los indígenas y campesinos al servicio de los pueblos del mundo.
3.- Detener las importaciones de maíz transgénico.
4. Garantizar que las semillas de maíz vendidas comercialmente no sean transgénicas.
5.- Derogar la Ley de Bioseguridad y Organismos Genéticamente Modificados.
6.- Derogar la Ley Federal de Producción, Certificación y Comercio de Semillas.
7.- Elevar a rango constitucional la Soberanía Alimentaria.
Si estas fotos muestran claramente qué sucede con la gente que trabaja o que vive cerca de los centros de producción de este tipo de agricultura, imagine ud. lo que sucede con los alimentos derivados de esta “tecnología”: los alimentos transgénicos.
El glifosato residual ha sido detectado hasta un año después en los alimentos transgénicos y en niveles de hasta 170 veces superiores a los permitidos en la norma europea, antes de que la industria transgénica presionara para aumentar su tolerancia y así permitir el ingreso de alimentos transgénicos a ese continente. Por lo menos allá los etiquetan y la gente los puede evitar, con justa razón.
Los pocos estudios de científicos independientes que logran salir a la luz después de todos los obstáculos que pone la industria muestran claramente que los alimentos transgénicos son tóxicos. Estudios realizados en animales de laboratorio evidencian graves riesgos para la salud asociados a los alimentos transgénicos, entre los cuales se puede mencionar infertilidad, problemas inmunológicos, envejecimiento acelerado, desregulación de la insulina y cambios en los principales órganos y en el sistema gastrointestinal, entre otros.
Algunas academias médicas de Estados Unidos, Irlanda e Italia, tales como la American Academy of Environmental Medicine, la Irish Doctors Environmental Association y la International Society of Doctors for the Environment, recomiendan no consumir este tipo de alimentos y solicitan moratoria para la introducción de nuevos cultivos transgénicos.
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