Un potente deportista, pero debíl espiritu que no logro ganar la pelea a la fama, hija del capitalismo voraz...
X:Jorge Pineda El 22 de abril
La consternación es patente en el mundo deportivo nacional ante los hechos que desencadenaron el más trágico final de uno de los mejores peleadores nacionales de los últimos tiempos, como si de una tragedia griega se tratara.
En horas de la madrugada de este lunes fue encontrado, aún con signos vitales, pero sin posibilidad de sobrevivir, el púgil criollo Edwin "Inca" Valero. Ahorcado con su propia ropa se ahogaba y se apagaba la vida de un grande en el deporte, pero empequeñecido ante la vida por arrastrar sobre sus hombros el peso de una fama que lo pilló mal parado y que en el último tiempo se dejó vencer por el alcohol y las drogas, viejos consejeros de almas atormentadas y pasaje directo a la tumba.
Nunca será nuestra intención defender lo indefendible, repudiamos las acciones que él hizo que lo llevaran a asesinar, según su propia confesión, a su joven esposa y a estar metido en problemas cada vez más grandes.
El "Inca" nació en Bolero Alto, pero se crió en El Vigía, ambas localidades en la andina ciudad de Mérida.
A los doce años entró al mundo del boxeo. Para pelearle al destino su lugar, dejó foja en el boxeo amateur de 86 victorias y 6 derrotas, 57 de ellas por K.O. En enero de 2002 fue su primera pelea en un ensogado como profesional y fue el inicio de una brillante carrera donde acumuló 27 peleas, todas fueron victorias, todas fueron por K.O., agreguemos a esto un título mundial en peso Pluma de la Asociación Mundial de Boxeo y un título mundial de peso Ligero de la Organización Mundial de Boxeo. Todo un grande, que sin embargo acaba de perder su pelea más importante, contra el destino, quien contaba en su esquina con la droga, el alcohol y la fama. Perdió el "Inca" y por nocaut.
Ahora la fiesta de las plumas desalmadas y cipayas en Venezuela se desató y los zamuros palangristas hacen un carnaval sobre el cuerpo aún tibio del que fuera por mucho el más grande en los cuadrilateros en los últimos tiempos en Venezuela. No lo alabamos ni tratamos de glorificar una imagen que se destruyó por las conductas aberrantes del propio "Inca", pero tampoco seremos nosotros los que contribuyamos a hacer leña de un samán caído.
Era bolivariano, sí, era chavista, sí, se tatuó el pecho con la bandera de Venezuela y eso se convirtió en una afrenta que no todos iban a soportar. Vivió sus días con la misma rabia con que mandaba a la lona a sus contrincantes.
En definitiva, no seremos nosotros, quienes en vida lo conocimos, los que juzguemos su actitud ante la vida, será la historia quien se encargará de eso.
En horas de la madrugada de este lunes fue encontrado, aún con signos vitales, pero sin posibilidad de sobrevivir, el púgil criollo Edwin "Inca" Valero. Ahorcado con su propia ropa se ahogaba y se apagaba la vida de un grande en el deporte, pero empequeñecido ante la vida por arrastrar sobre sus hombros el peso de una fama que lo pilló mal parado y que en el último tiempo se dejó vencer por el alcohol y las drogas, viejos consejeros de almas atormentadas y pasaje directo a la tumba.
Nunca será nuestra intención defender lo indefendible, repudiamos las acciones que él hizo que lo llevaran a asesinar, según su propia confesión, a su joven esposa y a estar metido en problemas cada vez más grandes.
El "Inca" nació en Bolero Alto, pero se crió en El Vigía, ambas localidades en la andina ciudad de Mérida.
A los doce años entró al mundo del boxeo. Para pelearle al destino su lugar, dejó foja en el boxeo amateur de 86 victorias y 6 derrotas, 57 de ellas por K.O. En enero de 2002 fue su primera pelea en un ensogado como profesional y fue el inicio de una brillante carrera donde acumuló 27 peleas, todas fueron victorias, todas fueron por K.O., agreguemos a esto un título mundial en peso Pluma de la Asociación Mundial de Boxeo y un título mundial de peso Ligero de la Organización Mundial de Boxeo. Todo un grande, que sin embargo acaba de perder su pelea más importante, contra el destino, quien contaba en su esquina con la droga, el alcohol y la fama. Perdió el "Inca" y por nocaut.
Ahora la fiesta de las plumas desalmadas y cipayas en Venezuela se desató y los zamuros palangristas hacen un carnaval sobre el cuerpo aún tibio del que fuera por mucho el más grande en los cuadrilateros en los últimos tiempos en Venezuela. No lo alabamos ni tratamos de glorificar una imagen que se destruyó por las conductas aberrantes del propio "Inca", pero tampoco seremos nosotros los que contribuyamos a hacer leña de un samán caído.
Era bolivariano, sí, era chavista, sí, se tatuó el pecho con la bandera de Venezuela y eso se convirtió en una afrenta que no todos iban a soportar. Vivió sus días con la misma rabia con que mandaba a la lona a sus contrincantes.
En definitiva, no seremos nosotros, quienes en vida lo conocimos, los que juzguemos su actitud ante la vida, será la historia quien se encargará de eso.
Alejandra Villegas G.
El gran poder mundial no ha encontrado aún el arma para destruir los sueños. Mientras no la encuentre, seguiremos soñando, es decir, seguiremos triunfando'...
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