TEOLOGÍA DE LA LIBERACION Y LA OPCION POR LOS RICOS
“La teología de la liberación ponía al descubierto
las complicidades del poder eclesiástico y político.
¡Y eso no se perdona!”
Benjamín Forcano
La anunciada canonización del adorado Karol Wojtyla, gran enemigo de la Teología de la liberación y campeón del Neoliberalismo (junto a la Thatcher, Gorvachov y Ronald Reagan), tanto como protector de pedófilos altamente degenerados, puede constituir la renuncia definitiva de la aristocracia católica a las teorías de Jesús.
Ratzinger es cómplice de esa misma degeneración, y los verdaderos católicos no tienen derecho a desconocer la verdad, pues en la esencia de las enseñanzas de Jesús descuella aquella de que “La Verdad os hará libres”.
Esa Verdad caracteriza a los teólogos difusores de la Teología de la Liberación, pero es ajena a Roma, que la combate, oculta y tergiversa en beneficio de los potentados.
El texto adjunto del teólogo Benjamín Forcano da suficientes elementos de juicio, y no puede considerarse un ataque de los enemigos de la “Santa Madre Iglesia”, esa multimillonaria que salió de Juan Pablo I rapidito, antes de que cumpliera su determinación de repartir las riquezas del Vaticano y de la curia romana entre los pobres, dejando a los cardenales sin sus inmensas fortunas, adquiridas con lo que les quitan a los pobres y a los pecadores ingenuos que creen que pueden comprar la salvación.
Consecuentemente, la beatificación de Wojtyla no es más que el reconocimiento de la “opción por los ricos” que niega la esencia de la fe cristiana y delata a quienes la traicionan aparentando que la defienden.
Me alegra coincidir con las reflexiones de la autora del anexo “Beatificación del papa Juan Pablo II en suspenso, por favor”. Supongo que pocos podrán negar la validez de sus argumentos, de modo que la decisión de Ratzinger se podrá convertir en el golpe de gracia a la credibilidad de la Iglesia.
Realmente, entre los fieles hay gente muy buena, pero no pueden seguir actuando como tontos ciegos y sordos. Las evidencias son muchas.
Si hay Dios, sin duda los castigará por esa complicidad con los abusadores de niños y sus alcahuetes, pues cada uno es dueño de su conciencia y debe responder por sus actos, por muy embrutecido que lo tengan esos abusadores de niños -y embaucadores y estafadores de adultos- que dicen ser intermediarios legítimos entre Dios y sus demás hijos no sacerdotes (o consagrados)
Si insisten en canonizar a Wojtyla, Marcial Maciel también se lo merece, pues, sin duda, supo arrepentirse de sus pecados, o él mismo se los perdonó antes de morir usando su sobrenatural condición de ungido por Dios.
¿No les parece? Eso sí es justicia, pecadores empedernidos que no se confiesan ante los santos que lavan los pecados con sus sucias manos de pedófilos.
¡Arrepentíos, pecadores, y dad bastante limosna, si no queréis asaros en los profundos infiernos!
“Por sus hechos los conoceréis”. Tenemos que dejar de juzgarlos por sus palabras y sus poses. Son artistas excelentes, acostumbrados a engañar al prójimo explotando su lado más vulnerable, el escatológico, el que tiene que ver con la otra vida.
Por su meritoria y sagrada misión, consideran justo darse los gustos que les prohíben a quienes han puesto su salvación en sus manos sin sospechar cuan corrompidos son.
A la conciencia de cada uno le queda establecer si es víctima de un engaño o, realmente, los santos son así, como lo afirma (con abundantes ejemplos históricos) Fernando Vallejo en su descarnado libro “La puta de Babilonia”.
MATERIAL ADJUNTO PARA SU DESCARGA :
No hay comentarios:
Publicar un comentario