Washington.- La ejecución de civiles afganos y la mutilación de los cuerpos por parte de soldados estadunidenses en Afganistán, fue detallada en un artículo que publicó la revistaRolling Stone y que generó la disculpa hoy del Ejército de Estados Unidos.
El reportaje El equipo asesino, publicado este domingo, recoge la confesión de cómo miembros de infantería estacionados en la provincia de Kandahar planearon matar “salvajes” debatiendo las posibilidades de ser o no descubiertos.
La revista estadunidense tuvo acceso a los expedientes de la investigación del Ejército, que incluye docenas de entrevistas a soldados de la compañía Bravo, en las que los militares que realizaron la investigación los describen como miembros de un “equipo asesino secreto”, puntualizó Rolling Stone.
Desde este lunes el ejército de Estados Unidos se disculpó de cualquier preocupación que generaron las fotografías, al considerar su contenido como "inquietante", y "en claro contraste" con los principios y valores de las fuerzas armadas.
El Ejército emitió esa declaración en respuesta a las imágenes explícitas que publicó la revista Rolling Stone en su portal de internet el lunes, aproximadamente una semana después que la revista noticiosa alemana Der Spiegel también publicara tres fotografías.
En un comunicado, aseguró que buscará la verdad "implacablemente", sin preocuparse por la dificultad ni la lentitud de la investigación. "La responsabilidad continúa siendo la máxima preocupación del Ejército en estos presuntos crímenes y continuaremos investigando".
Rolling Stone subrayó que lejos de ser asesinatos clandestinos como “dio a entender el Pentágono” el grupo operó a plena vista del resto de la compañía y entendían que la muerte de civiles es ilegal, fustigó.
El trabajo incluye 18 fotografías que muestran escenas sangrientas de cuerpos mutilados, y soldados sonrientes posando ante los cadáveres de “civiles inocentes”.
El tercer pelotón de la compañía Bravo llegó hasta la pequeña villa de la Mohammad Kalay en donde se sospechaba que los lugareños apoyaban al Talibán.
“No vieron hombres armados, ni evidencia de posiciones enemigas, en cambio, los saldados encontraron un paisaje frustrantemente familiar: indigentes campesinos afganos viviendo sin electricidad o agua corriente”, describió Mark Boal en su artículo.
Boal narró como el cabo Jeremy Morlock y su subalterno Andrew Holmes se desprendieron del grupo mientras los oficiales intentaban entrevistarse con los ancianos-autoridad del pueblo.
Morlock y Holmes localizaron un joven campesino de 15 años que estaba trabajando en un campo de amapolas en las afueras del poblado sin ningún instrumento que pudiera ser tomado por algún tipo de armamento “y nada más porque sí, lo escogieron para ejecutarlo”, señaló el autor.
”Los soldados se arrodillaron detrás de una pared de ladrillos de adobe, entonces Morlock le lanzó una granada a Mudin (el campesino) usando la pared como protección, mientras la granada explotaba, él y Holmes abrieron fuego disparando al muchacho repetidamente a corta distancia con un rifle M4 y una ametralladora”, añadió.
Morlock gritó que estaba siendo atacados y sus superiores desestimaron que se tratara de una situación real de combate, “un plan que los muchachos habían tramado para matar un afgano desarmado sin ser atrapados”, subrayó Boal.
Morlock dijo a sus superiores que el joven campesino los atacó con una granada y tuvieron que dispararle y sin cuestionar mayormente el sargento ordenó a otro soldado asegurarse que estuviera muerto y éste le disparó dos veces más.
Describió que tras un procedimiento rutinario de buscar tatuajes en los enemigos caídos y tomarle pruebas biométricas del iris y las huellas digitales, los soldados comenzaron a tomarse fotografías celebrando su asesinato.
“Sosteniendo atrevidamente un cigarrillo en una mano, Holmes posó para la cámara con el cuerpo del Mudin ensangrentado y mitad desnudo, agarrando la cabeza del muchacho por el cabello como si fueran un venado trofeo, Morlock se aseguró de tener un recuerdo similar”, describió el autor.
Otro soldado jugó con el cuerpo moviéndole los brazos y la boca “simulando que el muchacho estuviera hablando”.
En tanto Holmes le cortó el dedo meñique al cadáver como “un trofeo por matar a su primer afgano”, subrayó.
Rolling Stone, indicó que sin sanción alguna por parte de sus superiores los soldados mataron a por lo menos otros tres civiles en los siguientes cuatro meses.
Sólo hasta que los asesinatos salieron a la luz pública el verano pasado, el ejército “se movilizó agresivamente” para encuadrar los incidentes como el trabajo de una unidad independiente sin dar aviso a sus superiores.
“Fiscales militares rápidamente acusaron de asesinato a cinco soldados de bajo rango y el Pentágono reprimió cualquier información acerca de los asesinatos”, recalcó el artículo.
Tras prohibir a los implicados dar entrevistas a la prensa, ningún oficial de mayor rango fue castigado, puntualizó.
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