Dilma, la peor de todas...
Bruno Bimbi |
Dilma Rousseff ya había ganado su lugar en la historia: primera mujer presidenta de Brasil, con más de 47 millones de votos en la primera vuelta y casi 56 en la segunda. A esa marca, histórica por el género y por el respaldo electoral, podía sumarle su papel central como gestora de algunos de los programas sociales y desarrollistas más importantes del gobierno de su mentor y amigo, el ex presidente Lula, con quien llegó a ser jefa de Gabinete. Pero en estos días, paradójicamente, su condición de primera mujer presidenta no podría omitirse del análisis de una nueva marca que la hará pasar a la historia: Dilma recibió —es una forma de decir, porque no fue a buscarlo— el premio “Palo de sebo“, que entrega el Grupo Gay de Bahía —uno de los más reconocidos—, como la mayor enemiga de lesbianas, gays, bisexuales y trans de Brasil. Nunca hubo, en la historia reciente del país, un gobierno tan homofóbico como el suyo.
Este texto es difícil de escribir. Vivo en Río de Janeiro desde antes de que Dilma lanzara su campaña. La vi anunciar que tenía cáncer antes de ser elegida como candidata del PT. La vi vencer el cáncer y las elecciones. La vi responder a la campaña sucia más repugnante que recuerde, instigada por José Serra, el insufrible candidato opositor que, el día que perdió contra ella la segunda vuelta, dijo que había perdido una batalla pero no la guerra, en vez de felicitarla como haría cualquier demócrata más o menos educado. Festejé el triunfo de Dilma y Lula —artífice de su elección— con alegría. Y nunca viví, ni acá ni allá, una decepción tan rápida y tan grande. Los gobiernos no siempre acaban siendo lo que uno espera de ellos (a veces, positivamente: en 2003 no esperaba nada de Kirchner; otras veces, negativamente). Pero pocas veces la distancia es tan inmensa y tan triste.
Dilma tenía todo para ser una esperanza: su condición de continuadora del mito político más increíble que me tocó ver (me imagino que Evita debe haber sido, para los “descamisados”, algo parecido a lo que Lula es para millones de brasileños que dejaron de ser miserables), ese respeto épico que provocaba su condición de ex presa política de la dictadura que se bancó la picana, su trayectoria como administradora eficiente de un gobierno que tenía mucho para mostrar, su indiscutida condición de cuadro político y técnico, y —porque así funcionan a veces, con una lógica poco consistente, nuestras esperanzas; si lo sabrá Barack Obama— el hecho de ser la primera mujer que llegaba a ese cargo.
El 1º de enero de 2011, cuando llegó en medio de la lluvia al Palacio del Planalto para asumir la presidencia, Dilma recordó en un emotivo discurso su paso por la cárcel y dijo que quienes, como ella, lucharon contra la arbitrariedad, la censura y la dictadura, debían ser “amantes de la defensa intransigente de los derechos humanos“. Quien escribe estas líneas se emocionó al escucharla, como se había emocionado antes cuando, siendo ministra, Rousseff enfrentó a un senador de la oposición que la acusaba de mentirosa en una audiencia del Congreso. Decía el senador que Dilma había reconocido haber mentido bajo tortura y que su palabra, entonces, carecía de valor, y ella le respondió, muy enojada pero sin perder la compostura, que había mentido, sí, soportando un dolor que nadie que no haya sido torturado puede imaginar,y que estaba orgullosa de haber podido hacerlo, porque mintiendo había salvado la vida de muchos compañeros. Pero en democracia, dijo Dilma, no necesito mentir. Era difícil ver a esa mujer recibiendo la banda presidencial del obrero metalúrgico que sacó de la pobreza a cuarenta millones de brasileños y no emocionarse hasta las lágrimas.
Pero aquel discurso inaugural de la presidencia de Dilma parece retornar, ahora, como el mayor reproche que puede hacérsele a su primer año y pico de gobierno. Si hay algo en lo que la Presidenta ha sido brutalmente transigente ha sido en los derechos humanos. Ha cambiado, en frías y calculadas transacciones, derechos humanos por votos en el Congreso para aprobar sus proyectos y gobernar tranquila. Y lo ha hecho sin límites y sin pudor, como si no le importara nada, principalmente cuando se trata de los derechos humanos de las minorías a las que sus aliados políticos les gustaría borrar de la faz de la tierra.
(Dicho esto, abro un paréntesis, porque lo anterior puede parecer una exageración y no lo es. El año pasado, en una reunión de la que participaron personas que conozco bien, el ex ministro de Educación de Lula y Dilma y actual candidato a intendente de San Pablo por el PT, Fernando Haddad, contó, asustado, lo que acababa de ocurrirle en otra reunión con legisladores de la “bancada evangélica”, que reúne a un ejército de decenas de Cynthias Hotton —lamentablemente, más inteligentes— que hay en el parlamento brasileño. Discutían sobre un programa contra la homofobia en la escuela que Haddad puso en práctica y Dilma le ordenó suspender. “No había diálogo ni negociación posible, porque el planteo de estos tipos es que los gays no tienen que existir. Entonces, para ellos, lo que el Estado debería promover es que no existan más. Y punto. Me dieron mucho miedo”, reconoció el ministro.)
El programa del que hablaba Haddad, “Escuela sin homofobia”, fue un punto de inflexión en la carrera de Dilma hacia el premio “Palo de sebo”, que por primera vez “gana” un/a presidente/a. Luego de que diferentes medios de comunicación que son propiedad de pastores evangélicos corruptos y millonarios difundieran informaciones falsas sobre el proyecto (que iban a pasarles películas porno gay a los chicos en la primaria y barbaridades por el estilo), Rousseff ordenó suspender todo y declaró a la prensa que no iba a permitir que en las escuelas se hiciera “propaganda de la homosexualidad”. Sí, esa animalada dijo la Presidenta. Lo que el programa pretendía era brindar a los chicos información veraz sobre la diversidad sexual, adecuada a cada edad y transmitida con criterio pedagógico, y prevenir el bullying homofóbico y la discriminación. Y estaba auspiciado, entre otras instituciones, por la UNESCO.
Lee el articulo completo : http://blogs.tn.com.ar/todxs/2012/03/14/dilma_la_peor_de_todas/
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