PROEZAS DE DAVID
Darío Botero Pérez
CONTENIDO
El sistema caduco
El capitalismo, la última expresión del milenario mercantilismo, domina a occidente hace unos 200 años, desde que le arrebató el poder al feudalismo y -después de cortar algunas cabezas de potentados anacrónicos, en Francia- lo dio por superado e inauguró el liberalismo.
Éste presume de democrático porque distribuye el poder entre los potentados de sangre roja, hasta entonces simples siervos de los monarcas.
Su gran invento fue la "democracia representativa" que les permite a los súbditos, ahora llamados ciudadanos, elegir periódicamente a los déspotas que controlarán el gobierno, aunque el poder sigue en manos de los grandes capitalistas y otros potentados, como los jerarcas de las iglesias y los nobles sobrevivientes.
Desde luego, la convención liberal para disputarse el gobierno entre unos presuntos "representantes", está bastante deformada en donde subsisten los reyes. Por eso, Europa no puede ser la vanguardia de un mundo nuevo. Sus lastres históricos se lo impiden.
Sin desconocer el aporte de Inglaterra en cuanto a la economía capitalista, su gran baluarte ideológico fue Francia.
Y USA, la primera colonia americana que se independizó a instancias de desatacados masones, representa su máxima expresión política, tanto como su gran laboratorio y vitrina, aunque su actual xenofobia, fomentada por los sectores más reaccionarios, lo desmerita.
Considerando la estrategia de mantener a las mayorías sumidas en la ignorancia y la superstición -que ha sido el gran recurso para oprimirlas-, puede postularse que el notable cambio corrió por cuenta de inspirados profetas semianalfabetos, tocados de un fanatismo extremo y mucha influencia sobre los simples.
Las mismas pretensiones de Marat, Danton, Robespierre y demás inspirados del "régimen del terror", demuestran el interés en mantener sumidas a las mayorías en sus marañas ideológicas, para poder seguir explotándolas, aunque esta vez a nombre de la Libertad y no de alguna divinidad caprichosa, amangualada con los poderosos.
Sin hilar muy delgado, se sabe que los sionistas han exhibido sectores cultos, defensores de la dignidad de todos los seres humanos y críticos del mesianismo de los fundamentalistas. En cambio, los últimos son enemigos del resto de la creación, a la que consideran subordinada a sus caprichos y delirios, según se los dijo Yahvé.
Además, los extremistas, inspirados por su sagrada misión de destrucción, han sabido engañar y seducir a los poderosos. Eso les ha permitido ser consejeros de emperadores, ocultando sus macabros planes mesiánicos.
También, les ha permitido acumular poder, hasta llegar a su actual control del Imperio más poderoso y criminal que haya conocido la humanidad: USA, doblemente genocida atómico.
Es tan cínico que, siendo un torturador impenitente, en la actualidad, por todo el mundo, pretende posar de defensor de los derechos humanos y juez de los países independientes que los violan, pues todas las jerarquías lo hacen.
Por eso, todos los potentados y los gobiernos que los representan están en contra del futuro igualitario que tenemos la oportunidad de ganarnos, si nos demostramos dignos.
Su soberbia es tal, que están afanados destruyendo el mundo para precipitar sus obsesiones apocalípticas. De ahí su esfuerzo por desatar la guerra mundial que culmine su aterradora visión de futuro.
Por eso, no sería extraño descubrir que los dueños de la BP hacen parte del sector más retrógrado del judaísmo, los sionistas. Al fin y al cabo, el desastre ambiental que están causando deliberadamente en el Golfo de México no puede considerarse más que un crimen evidente, cada vez más grave.
En consecuencia -ahora sí hilando delgado- la masonería, tan vilipendiada por el catolicismo en su momento, puede tener su origen en esos monstruos morales, enemigos de la creación, que pretenden ser los idóneos voceros del auténtico dios, el suyo, que sería el único legítimo.
Son tan atrasados, están tan fijados a la edad del bronce, que ni se atreven a pronunciar los nombres que le han asignado a su divinidad única. Tal estupidez es parte de su sistema de creencias, tan excluyente, y, como todos, tan arbitrario y absurdo, si se juzga a la luz del conocimiento objetivo ajeno a las supersticiones.
El problema con su ideología es que sostiene que los demás somos inferiores. Por tanto, los sionistas pueden proceder a matar a quien quieran y destruir el mundo cuando les plazca, fundados en su pueril noción de la creación, tan infundada y criminal.
Por eso, su obsesión para desencadenar una guerra que matará a millones, los tiene sin cuidado. Para ellos, esas vidas no valen nada.
Víctimas o pioneros
El lío es que esas vidas son la tuya y la mía y las de nuestros hijos. Por eso, yo los considero enemigos objetivos de la humanidad y los denuncio como tales.
Son pestes hasta para su propio pueblo que, como todos, está integrado en su mayoría por gente sensata y respetuosa de la dignidad de la vida, cualquiera sea la forma en que se exprese.
No es una cuestión a la que los demás podamos ser indiferentes, pues está amenazando nuestra existencia, como no lo ha hecho ninguna otra ideología a través de la Historia.
Pero en todas las culturas hay fanáticos interesados en explotar la fe de sus pueblos, para seguir disfrutando de los privilegios que esos pueblos subyugados les garantizan a los potentados y a sus lacayos, sean civiles, militares o religiosos. No es una opinión sino un hecho.
Por tanto, el sionismo no es la única amenaza mortal para la existencia.
No podemos olvidar, por ejemplo, los excesos de los criminales que asesinan a nombre de Osama Bin Laden, otro fanático potentado, disfrazado de santón, que avergüenza a la especie humana, no solamente a los seguidores de Mahoma quienes, en su inmensa mayoría, son gente decente, pacífica, solidaria, sensata y agradable.
Su lucha es parte de la ofensiva de los petroleros por mantener su "industria".
Sus motivaciones para drenar las entrañas de la Tierra, son eminentemente lucrativas, egoístas y, por tanto, mezquinas.
Así se lo escupió en la cara Cindy Sheehan al asesino tarado George W. Bush, reclamándole por la muerte de su hijo, hace algunos años.
Y, recientemente, el presidente de Alemania despejó cualquier duda al declarar que la presencia de sus ejércitos en Afganistán buscaba la defensa y protección de las inversiones de los potentados germanos. Su sinceridad lo obligó a renunciar a su cargo.
Claro que su ruin motivación, expresión evidente de su codicia asesina, la disfrazan de lucha de culturas y de religiones.
Difícilmente encontrarán una forma más fácil y masiva de enfrentar a la humanidad, sumida en la ignorancia y la superstición, lo cual les facilita a los demagogos despertarle sus bajos instintos.
Desde luego, como corresponde a la naturaleza humana evolucionada –tan superior a la de los sicópatas asesinos con cerebros de reptiles, que siempre han ambicionado el poder y que desaparecerán con la Historia, pues no caben en la Nueva Era-, la inmensa mayoría de los musulmanes no son asesinos.
Sucede lo mismo que con la inmensa mayoría de los cristianos o de los hindúes o de los budistas o de los ateos o de los usanos de cualquier especie.
Todos actúan, en fin, como las mayorías humanas, independientemente de las creencias que profesen y de los gustos que tengan o del idioma que hablen, o de cualquier cosa que los potentados usen para dividirlas y enfrentarlas en beneficio de ellos.
Todos son gente decente, cordial, sensata, amable, servicial y agradable, como tú. Su pecado sería ser demasiado crédula, pues los bandidos no dejan de aprovecharse.
Guerra o vida; potentados o gente
Las guerras siempre han sido empresas de los potentados para oprimir a quienes no lo son, independientemente de cualquiera otra consideración.
Afortunadamente, su decadencia es obvia, y son incapaces de eludirla, pues ya cumplieron su ciclo histórico.
Como una confirmación de ello, han quedado en evidencia ante todo el mundo con el aterrador y cada vez más grave desastre ambiental en el Golfo, que afectará a toda la humanidad, inevitablemente.
En consecuencia, su reinado llegó a su fin. El único requisito es que la humanidad diga ¡basta!
Llegó la era de la gente decente, sensata y agradable, respetuosa, capaz de convivir con los demás ejemplares de la especie humana sin agresiones, discriminaciones ni abusos. Como iguales. Y capaz, también, de proteger las expresiones indefensas de otras formas de vida, tanto como a la madre que nos alberga a todos, sin discriminarnos.
Desde luego, los extremismos de los criminales que se ocultan bajo las enseñanzas del profeta para asesinar y crear el caos en beneficio de los potentados, son intolerables. Tanto como los desafueros de los sionistas.
Eso de pretender matar a un caricaturista porque se burla de quien varios millones creen que es una especie de ser superior, es intolerable, y no corresponde a las mayorías islámicas sino a los asesinos que las fanatizan.
Una cosa son los creyentes y otras las creencias. Mientras los primeros merecen todo el respeto, sus creencias merecen todas las críticas, pues el destino del mundo no puede depender de las obsesiones de nadie. Hay que examinarlas para evitar que dañen a los demás, por sagradas que las consideren sus seguidores.
Desde luego, su vil terrorismo también convierte a los musulmanes fanáticos en una calamidad para la humanidad, similar a la que representan los sionistas.
Por tanto, tenemos que repudiarlos, como repudiamos a criminales estúpidos como Bush y sus socios potentados, que quieren meter al cristianismo en sus sucios planes de una guerra capaz de acabar con la civilización humana.
Todos ellos son gentes desalmadas y codiciosas, incapaces de delicadezas, sensibilidades y respetos para quienes consideran inferiores y para la misma madre Tierra.
Pero son hábiles para la depredación, el crimen, el saqueo, la usura, el terrorismo, la explotación de los vicios, el comercio, la guerra, el engaño, la traición, la perfidia, y todo lo que sea vil, funesto y despreciable.
Eso les ha permitido mantener unas estructuras jerárquicas o piramidales, cuya cúpula ha sido ocupada siempre por los más aguerridos y ambiciosos, capaces de cualquier crimen para sostenerse allí. Su distintivo ha sido la fuerza, jamás la inteligencia.
De sus canalladas hacen parte las mentiras con que Bush justificó su invasión a Irak, en su ansia por desatar esa guerra que les ha resultado tan arisca, hasta ahora, a pesar de intentos como la farsa terrorista cocinada con su socio Osama Bin Laden.
El fin de los canallas
Afortunadamente, todos esos canallas que utilizan a los pueblos para obtener sus protervos fines, están condenados a desaparecer en corto tiempo; cuando las mayorías recuperen su dignidad y su derecho a intervenir en los asuntos públicos, ejerciendo su soberanía, sin delegarla en nadie.
En vez de darles oportunidades a los repugnantes asesinos que defienden a los potentados para que maten y repriman gente valiosa, enemiga de la violencia; las actuales generaciones disponen del ágora virtual; a saber, Internet.
Ella nos dota de un gran poder que podemos ejercer sin mayores riesgos de atropellos físicos, ni de dispersión, tergiversación, ocultamiento y silenciamiento de la protesta.
Si se expresan cientos de millones de personas, el imperio de los potentados se acaba sin que puedan hacerle daño a nadie. Tampoco podrán eludir sus castigos, pues no tendrán en donde esconderse, ni nadie volverá a creerles sus mentiras...
De nada les servirán sus bombas y sus armas sofisticadas cuando digamos ¡basta!
No tenemos necesidad de sacrificar gente evolucionada y, por tanto, valiosa, para que los lobos humanos se sacien, como hicieron los sionistas con los mártires de la "flotilla de la libertad".
Al contrario, podemos combatirlos con la mayor contundencia, y castigarlos con todo rigor, en el momento en que las mayorías nos pongamos de acuerdo.
¡Nadie podrá impedirlo, y nada impide que lo hagamos ya!
Persistencia del sionismo
En conmemoración del bicentenario, los latinoamericanos y los demás humanos decentes, debemos reconocer que si eso de la masonería como una expresión del sionismo es cierto, la supuesta "independencia" de las colonias americanas, básicamente cristianas pero dirigidas por masones, no fue algo espontáneo e inocente, sino un propósito deliberado del sionismo (como sus planes actuales de guerra mundial).
Quizás lo apoyó el mismo Yahvé, pues es incomprensible que unos campesinos mal armados y peor preparados, reclutados a la fuerza por los criollos aristocráticos, pudiesen vencer a los ejércitos de los imperios más poderosos de la época, incluyendo los del genocida Napoleón.
Pero sus planes no son infalibles, aunque la catástrofe definitiva ya parezca inevitable, y la negativa de la BP para clausurar los pozos abiertos en el fondo del mar sea la notificación inapelable de semejante destino, si seguimos reconociéndoles poder a los ineptos potentados.
La oportunidad de la gente
Si la gente decente reacciona, hay esperanzas de acceder a un mundo amable, donde la igualdad esencial no sea un anzuelo para embaucar ingenuos sino una condición natural, garantizada para todos por la sociedad horizontal.
O sea, es indispensable repudiar las sociedades jerárquicas que les permiten a los más monstruosos desalmados –auténticos degenerados genéticos- imponérseles a los mansos, honestos y amorosos.
Usa tu cerebro; sé digno; respétate; ten amor propio; hazlo por tus hijos, por la vida, por el planeta; por Dios, si quieres.
Pero deja de soportar que te esclavicen y te fanaticen.
Tú también tienes derecho a vivir y realizarte, sin subordinarte ni subordinar, respetando el milagro de la vida, y fomentándolo en vez de hacer todo lo posible por extinguirla y amargársela a quienes sobreviven.
Reacciona como un ser humano. Deja de considerarte inferior a los que te esclavizan y desprecian, y que pretenden ser los únicos humanos de verdad.
Quiérete. No eres menos que nadie. Tampoco, más que nadie. Ni tus presuntos superiores son más que tú.
Tampoco eres igual a nadie. Eres único e irrepetible, y puedes hacer maravillas, si tienes el valor de exigir respeto y, sobre todo, si sabes respetar.
Quien se cree superior, ya perdió, aunque siga abusando de los demás y del planeta mientras agoniza.
La industria del petróleo murió; enterrémosla.
Ese es nuestro hondazo mortal si nos atrevemos, como David, a deshacernos definitivamente de los Goliats.
¡Si no lo hacemos, pronto nada seremos!
Pero podemos hacerlo. Todo está del lado de las mayorías. O sea, todo está en contra de los potentados.
En estos momentos, la humanidad tiene sus ojos puestos en el mundial de fútbol.
Está disfrutando el deporte global por excelencia.
Es un placer compartido por esas mayorías capaces de cambiar el mundo.
Convoca la identificación entre seres absolutamente singulares, únicos, que se unen para disfrutar algo común a todos ellos.
Algo que puede ser representativo de la comunidad mundial, de su capacidad innata para armonizar, compartir, disfrutar; sin ninguna discriminación, con pasión y respeto. De competir sin combatir; homenajeando la vida en vez de envilecerla.
Es expresión del espíritu que requiere la Nueva Era, el nuevo ciclo antropológico y cósmico al que podemos ingresar los humanos del s. XXI si logramos evitar la guerra que nos han decretado los potentados.
Somos la generación más privilegiada; la que está disfrutando de realidades que, literalmente, ni las mentes más exaltadas y fantasiosas, ni la imaginación más desbordada, alcanzaron a concebir
Herramientas democráticas
En primer lugar, el sueño de la democracia al estilo griego -o sea, la que ejercen todos los ciudadanos libremente, sin que nadie pretenda representar a nadie- está al alcance de todos y cada uno de los ciudadanos del mundo que disfrutan de un mínimo tecnológico.
Cada uno puede ejercer su porción de poder, y ninguno puede pretender tener más de una porción.
Esto significa que los "representantes" que se inventó la burguesía para disputarse entre los nuevos potentados el ejercicio del poder, luego de superar el feudalismo, están desapareciendo con el capitalismo y sus demás vertientes consumistas y depredadoras que, en escasos dos siglos, nos han traído al borde de la extinción.
En segundo lugar, se está celebrando la final del campeonato mundial de fútbol, que ofrece un escenario providencial en un momento definitivo para la humanidad.
Terminará en pocos días. Pero la vida más compenetrada con la nuestra lo hará en pocos meses, si dejamos correr los planes de los potentados en vez de decretar el fin de la depredadora y criminal Historia para darle la bienvenida a la Nueva Era.
Cuando el desastre causado por la BP representa una prueba evidente del carácter criminal de la Historia, pues se guía por intereses mezquinos, de élites; la humanidad amenazada tiene la oportunidad de manifestarse contra los potentados, impidiendo que se salgan con la suya y puedan continuar sus planes de destrucción desatando la guerra.
El escenario del mundial nos puede servir para exigirles que le rindan cuentas a la humanidad, y para notificarles que ya no volverán a disfrutar de sus abusivos privilegios, absolutamente inmerecidos.
En los partidos que faltan se puede establecer un "minuto de coros" para gritar -al unísono y lentamente, para que queden bien claras y todo el mundo entienda el mensaje- las siguientes consignas, que también se pueden recoger en pancartas que lo reiteren durante todo el partido:
¡Tapen los pozos ya!
¡Castigo a los culpables, ya!
¡No más extracción de petróleo!
¡No más combustibles fósiles!
¡No más agro combustibles!
¡Sembremos comida, no combustibles!
¡Energías limpias ya!
¡No más contaminación!
¡Rechazamos la guerra!
¡Exigimos la paz!
¡Fin al dominio de los potentados!
OBNU
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