El tiempo continúa pasando y parece que no avanzáramos. La vida no se detiene y nuestros viejos sueños siguen pendientes. La justicia social y la plena democracia parecen más lejos hoy que nunca. Cada día los acontecimientos exigen nuevos retos. Y aun seguimos sin poder llegar a amplios sectores de nuestra sociedad.
Un proceso electoral lleno de irregularidades. Movimientos o partidos políticos nacidos de las entrañas de la corrupción y la criminalidad. Un gobierno que con la demagogia, la mentira y la totalidad de las instituciones al servicio sus mezquinos intereses, parece estar inmune a todas las denuncias y evidencias. Un electorado que pareciera desconocer la realidad que lo rodea. Un pueblo que no se siente identificado con quienes se presentan como alternativas a nuestro precario devenir.
La abstención aunque pasiva, continúa ganando cada una de las elecciones. El voto en blanco crece como expresión de hastió y poca confianza en candidatos y partidos. Para agregar, una confusión completa de un gran número de los electores y electoras en el momento de marcar el tarjetón.
Quienes estamos por la construcción de una nueva sociedad seguimos insistiendo, y no faltan las razones, en que el avanzar y ganar espacios en tan desiguales condiciones es sumamente difícil. Que la corrupción generalizada, promovida y sustentada desde las llamadas altas esferas, hace aun más desigual la lucha social y política. Que al criminalizar y judicializar la protesta social y a líderes populares, logran mermar la capacidad de organización y movilización. Que la desaparición y asesinato selectivo e inclusive indiscriminado, atemoriza a quienes quieren expresar su inconformidad.
Pero de igual manera es necesario que analicemos desprendidos de toda envestidura y orgullo, a la luz de los acontecimientos y comprendiendo nuestro entorno, las debilidades y fallas propias. No todo lo malo se lo podemos atribuir al otro. No todo es responsabilidad y culpabilidad del establecimiento. Así como desde hace mucho rato sabemos que este sistema crea y alimenta toda clase irregularidades, desigualdades y discriminaciones. De igual manera tenemos que tener claro que bajo estas condiciones debemos de cambiar lo existente, lo que nos oprime, y construir la sociedad que soñamos.
Ante lo anterior es de urgente necesidad revisar cada uno de nuestros procederes en la cotidianidad del trabajo político y social. Buscar entender las aspiraciones inmediatas de amplios sectores de la población. Saber quiénes pueden ser nuestros aliados para cada una de nuestras iniciativas y en cada uno de los momentos. Buscar la unidad con quienes se identifican con nuestros principios básicos. Enviar mensajes claros a la comunidad y evitar confusiones por las discusiones y diferencias que se presentan al interior del movimiento político.
Debemos asimilar y aprender de las tendencias de comunicación, primordialmente entre la juventud. Alfabetizarnos en las nuevas tecnologías. Comprender los diferentes movimientos y expresiones sociales y culturales, que nacen como manifestación de una nueva manera de entender la interrelación entre los seres humanos y de nosotros con la madre naturaleza. Aceptar que el rechazo o desconfianza hacia todo aquello llamado político es una reacción a tan mala imagen generada por quienes han usurpado el Estado para su propio enriquecimiento.
Por todo lo expuesto es que hoy más que nunca, debemos redoblar nuestros esfuerzos. Aumentar nuestra capacidad de trabajo social y político. Ejercer la crítica constructiva. Practicar la solidaridad con quienes luchan a nuestro lado. Desarrollar iniciativas que conlleven a una independencia económica para contribuir al logro de una vida digna de militantes y de su entorno familiar. Implementar una amplia democracia interna o fortalecer y profundizar la misma, si así se quiere ver. Unificar criterios y definir acciones inmediatas para lo que se nos avecina. EN TODO CASO NUNCA RETROCEDER POR LA CONSTRUCCION DE UNA SOCIEDAD JUSTA Y EN ARMONIA CON LA NATURALEZA.
JOHN ELVIS VERA SUAREZ
Coordinador OBNU-Colombia
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